sabato 20 giugno 2015

Experiencias de aula: una biografía digital.

Aprender a disfrutar del aprendizaje...


Decía Plutarco (escritor del s I d.C. y autor, entre otras cosas, de las Vidas Paralelas), que "el cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender". Y yo creo que tenía toda la razón del mundo.

En la enseñanza reglada con demasiada frecuencia damos por descontado que hay que fijar currículos, cumplir programas, dar temarios, hacer exámenes, mandar pilas de deberes para casa... todo ello sometiendo a nuestros alumnos a continuas y extenuantes dinámicas de clase, en las que el esquema se repite hasta el hartazgo: explicación, consolidación (si hay suerte - y queda tiempo y ganas - también ampliación), repaso y examen; paso a la unidad siguiente y vuelta a empezar. Estoy segura de que no es lo que nos gusta hacer a la mayoría de los docentes, pero sé que es la práctica habitual.

Nos quejamos del sistema, y del poco margen que nos deja para plantear dinámicas atractivas y diferentes en clase. Pero, ¿hasta dónde estamos dispuestos a implicarnos para cambiar esa realidad? ¿De verdad no hay alternativas posibles?

Yo este año he vuelto a ejercer de tutora de prácticas docentes, pero, a diferencia de lo que he hecho en anteriores ocasiones, me he decido a montar un proyecto especial para ello. Y estoy tan orgullosa de los resultados que quiero compartirlos en el blog.

He tenido la suerte de trabajar con Rossana Grieco, una profesora en prácticas receptiva, dinámica y con verdadera vocación por la enseñanza del Español como Lengua Extranjera. Cuando le expuse mi idea de construir la biografía digital bilingüe (italiano-español) del personaje que da nombre a nuestro centro, acogió el proyecto con entusiasmo. Todo surgió del hecho de que mirando la página web del centro donde trabajo (IC Aldo Manuzio) me di cuenta de que no había ninguna referencia al personaje titular, y que en realidad era una gran desconocido para la gran mayoría, cuando, en realidad, se trata de un personaje de gran relevancia histórica.

Quizá a vosotros ese nombre tampoco os diga gran cosa, pero Aldo Manuzio fue un importantísimo tipógrafo y humanista italiano; a decir verdad, el primer editor europeo en toda regla, ya que, cuatro décadas después de la invención de la imprenta por Gutenberg, fue el responsable de innovaciones revolucionarias en el mundo de la imprenta (inventó, por ejemplo, los caracteres itálicos, el punto y coma, las ediciones de bolsillo y los catálogos de edición...). Además, fue el primer tipógrafo que también era profesor...  y no un profesor cualquiera, sino de príncipes, para algunos de los cuales realizó ediciones bellísimas. Por si os interesa, aquí os dejo el vídeo de la exposición que la BNE ha realizado este año sobre Manuzio.



Y es que durante el 2015 se está celebrando en toda Europa el V centenario de la desaparición de esta figura trascendental. Razón de más para que mi centro, en la medida de sus posibilidades, le rindiera algún tipo de homenaje. Pero sobre todo, razón perfecta para llevar a cabo una experiencia didáctica diferente.

¿Qué tipo de alumnado implicar en un proyecto de estas características? Yo lo tuve clarísimo desde el principio: alumnos con necesidades educativas especiales, y del último año de la escuela secundaria de primer grado. Para quienes no lo sepan, en el sistema escolar italiano cuando se cierra el primer ciclo de la escuela media (14, máximo16 años) los alumnos tienen que hacer una especie de reválida, un Examen de Estado, en el que hay una serie de pruebas escritas y una oral; allí el candidato tiene que demostrar su madurez expositiva ante una comisión interdisciplinar de profesores. La eficacia del sistema de evaluación es, a mi juicio, discutible, ya que es en esa ocasión cuando por primera vez en su vida los alumnos se sienten de alguna manera abiertamente "juzgados" ante una especie de "tribunal" que, en teoría (y según la normativa vigente), lo que debería evaluar son sus competencias. El Examen de Estado es obligatorio, y si un alumno no supera ese examen no puede obtener el título de la escuela media, así que me propuse hacer, como dice el refrán, de necesidad virtud.

Quería que mis alumnos "especiales" construyeran algo significativo para ellos, la biografía digital del personaje titular del instituto para la página web del centro... Quería que se sintieran orgullosos por esta importante contribución, y que pudieran explotarla y aprovecharla como proyecto interdisciplinar para el Examen de Estado.

Quería también que mi profesora en prácticas tuviera la oportunidad de crecer con una experiencia de intervención real en el aula, y que su paso por el centro no se limitara a la observación pasiva de mi propia práctica docente.

Los alumnos que participaron en el proyecto (Álex, Paolo y Antony) presentaban diferentes problemáticas: dislexia, retraso cognitivo, déficits de atención, conflictos opositivos, situación socio-económica desfavorecida... Pero conseguimos involucrarles en el proyecto. Realizamos toda una serie planificada de actividades para guiarles en la construcción de la biografía. Pero de todas ellas, sin duda, la más reveladora fue la de la "caja de las letras".


Mi compañera Paola, profesora de italiano, me proporcionó estos maravillosos caracteres de imprenta manual. Simulé un cajón de imprenta disponiendo las letras en orden absolutamente casual, y me di cuenta de que es precisamente así como los alumnos se sienten ante el sistema escolar establecido cuando no se les tutela. A esa inadecuación sólo se puede responder con una didáctica inclusiva e individualizada.

De este caos aparente, hice que los alumnos extrajeran las letras necesarias para componer el lema con el que Aldo Manuzio encabezaba todas sus ediciones: FESTINA LENTE, que quiere decir apresúrate despacio. El mensaje sólo era legible reflejado en el espejo, y eso les ayudó a interiorizarlo.

 

No salían de su asombro. Les propuse que a partir de entonces fuera ese su lema de trabajo.

El resto del proceso de la construcción de esta biografía lo he compartido con los asistentes a los Talleres de Verano del Instituto Cervantes de Roma, donde he presentado esta experiencia didáctica. Si os interesa ver toda la presentación, podéis pinchar aquí.

Volviendo a mirar el trabajo realizado, me doy cuenta de que mis alumnos, mi profesora en prácticas y yo hemos superado muchas barreras y hemos hecho posible otro modo de aprender, y de disfrutar del aprendizaje. Y lo mejor es que todos hemos aprendido de todos.

Para concluir, os dejo dos enlaces: el primero, el de nuestra biografía digital de Aldo Manuzio, que en unas semanas estará a disposición del público general a través de la página web del instituto (biografía Aldo Manuzio). La hemos hecho utilizando learnist.

El segundo, el de un fragmento de una película india que se titula "Estrellas del cielo en la tierra", que cuenta la historia de un niño que sufre dislexia sin saberlo.



¿Cuánto español he conseguido que aprendan mis tres alumnos con este proyecto? No mucho más de lo que ya sabían, la verdad. Pero el objetivo final no era que aprendieran unas cuantas frases de memoria. Como profesora de ELE, me importaba más que mis alumnos, obtuvieran su título de escuela media, sí, pero conservando las ganas de aprender. No quiero que se conviertan en animales de mercado, sino que mantengan viva la sensibilidad hacia otras culturas y formas de transmisión del conocimiento. Eso sí que creo haberlo conseguido. Y me congratulo por ello.


Se estima que un 10% del total de la población escolar sufre algún tipo de trastorno en el aprendizaje. Los datos son estimaciones porque la mayor parte de ellos no posee algún tipo de diagnóstico.

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